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        Con la
        cantidad de recursos tecnológicos y nuevos materiales disponibles, a
        veces es difícil evaluar la verdadera calidad de un mueble. En muchas
        ocasiones, los detalles defectuosos se disimulan detrás de pátinas,
        masilla o revestimientos. Pero el
        buen conocedor se detiene en una cantidad de aspectos e indicadores para
        reconocer si el mueble es de buena calidad, o si, por el contrario, la
        buena apariencia durará muy poco tiempo. 
        
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Uno
            de los puntos a tener en cuenta es la forma en que se deslizan los
            cajones por las correderas, y como abren y cierran las puertas.
            Deben poder moverse hacia dentro y fuera con facilidad y sin hacer más
            que una presión normal.  
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Hay
            que ver como se hicieron todos los agregados al mueble. Estudie las
            bisagras y herrajes analizando su diseño y fortaleza, para ver si
            resistirán el uso intensivo y el paso del tiempo.  
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Observe
            el interior, y como está terminado. En un mueble de calidad, lo que
            no se ve debe estar realizado con el mismo cuidado en los detalles
            que el frente.  
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Trate
            de evaluar el peso: si el mueble es liviano y fácil de mover no es
            de madera maciza (puede ser aglomerado, o enchapado)  
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Estudie
            que tipo de lustre. El material más utilizado hoy en día es el
            “lustre poliuretánico” (del que en Fontenla se llegan a dar 5
            manos). Este material sella los poros en forma óptima, permitiendo
            un uso intensivo del mueble si arruinarlo (por ejemplo, apoyando
            cosas húmedas o calientes en la superficie de una mesa). Si debe
            estar pendiente del cuidado, el mueble no es bueno.  
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Las
            uniones, soldaduras, encastres deben estar realizados con
            delicadeza, no en forma burda y desprolija, con soportes adecuados.  
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En
            la tapicería, fíjese en las tachas, botones y terminaciones. No
            deben verse las costuras.  
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En
            un sofá, lo más importante es lo que no se vé. Debe preguntar
            como está realizada la estructura, si va atornillada, encolada, de
            qué es el relleno (hoy se usan la “espuma soft” o el “vellón
            siliconado”, un material indeformable y antialérgico).  
         
          
        Fuente:
        Mobiliario Fontenla, www.fontenla-furniture.com 
        
       
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