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Paliar el exceso de sal.
Cuando te pases con la sal en un guiso, añade inmediatamente antes de terminar la
cocción, una rodaja de papa. En dos o tres minutos, la papa absorberá la sal
sobrante y el guiso estará a punto para comer.
Presentación de cócteles.
Los bordes de las copas de cóctel quedarán más bonitos si los mojas ligeramente con un
poco de agua o zumo y luego los pasas por un plato con azúcar blanca. Mételas en la
nevera hasta servirlas.
Aprovechar las verduras que sobran.
Si te ha sobrado algún tipo de verdura cocida, mézclala con unas papas también cocidas,
algunas alcaparras, pimiento rojo, huevos duros y una buena vinagreta. Tendrás una
estupenda ensalada. Si están demasiado blandas para hacer una ensalada, mézclalas
con huevos y leche y confecciona con toda la mezcla un pastel de verdura.
Reconocer el pescado fresco.
Si quieres saber el grado de frescura de un pescado, al ir a comprarlo, fíjate
en los
ojos, deben ser brillantes, saltones y redondeados. Otro dato es observar si presenta la
piel lisa y con brillo, así como el interior de las agallas, que deben tener siempre un
color rojo brillante muy oscuro.
Lechuga crujiente.
Si quieres que la lechuga pierda su aspecto mustio y esté más crujiente a la hora de
hacer la ensalada, mételea en un recipiente con agua fría y añade el zumo de medio
limón por cada lechuga. Luego, déjala reposar una media hora en un lugar fresco.
Escúrrela bien y ya estará lista para prepararla.
Guardar la pasta.
La pasta fresca hecha en casa debe consumirse el mismo día que se hace pero, si no es
así, te aguantará hasta tres días si metes la masa recién preparada en el frigorífico
bien envuelta en papel transparente.
Limón en gotas.
Si sólo necesitas un par de gotas de limón, introduce una aguja fina por uno de sus
extremos y exprime a través del agujero las gotas necesarias. Es un truco estupendo
y te servirá para varias veces.
Vino blanco frío.
Servir el vino blanco a la temperatura adecuada es fundamental para el éxito de cualquier
comida o cena. Para asegurarte de que está en su punto de consumo, ábrelo 1 hora antes
de servirlo. Luego, tápalo de nuevo y mételo en la nevera para alcanzar la temperatura
requerida.
Aprovecha el pan.
Por la noche, coloca el pan viejo cortado en cuadraditos en una ensaladera llena de leche
y espolvoréalo con azúcar. A la mañana siguiente, añade cuatro huevos enteros, mezcla
bien, agrega unas pasas, echa todo en una fuente untada con mantequilla y colócalo en el
horno caliente 30 minutos. Sírvelo caliente o frío. Es un postre delicioso.
Quesos con sabor.
Si los guardas en una caja hermética, algunos quesos fuertes alteran rápidamente su
sabor. Puedes evitarlo sujetando, con un poco de cinta adhesiva, una rama de tomillo en la
parte interna de la tapa de la caja.
Demasiado vinagre.
Si te has pasado con el vinagre en la ensalada, sólo tienes que poner entre los
ingredientes una bola de miga de pan que absorberá todo el exceso. Después agrégale un
poquito más de aceite de oliva y, por su puesto, se prudente con la sal. |