|
Un mes.
Durante el primer mes la estimulación más importante es el contacto de piel con el
bebé. Acariciarlo, mimarlo, darle masajes. Puedes apoyártelo sobre tu pecho, esto lo
calmará mucho: reconocerá los latidos de tu corazón, los mismos que oía en la panza!.
Hay que hablarle mucho y sonreírle. Puedes probar dejarlo un rato desnudo sobre el
cambiador o la cama, verás cómo empieza a moverse y quiere aprender a reconocer su
cuerpo. Bañarlo todos los días es importante. Tienes que lograr que disfrute el baño y
no que lo odie. Tus mejores recursos son las canciones, los juguetes para el agua, los
mimos y las sonrisas.
Tu hijo tu puede: Mover la cabeza hacia ambos lados, así como también levantarla si
está boca abajo o sobre tu hombro. Reaccionar antes los ruidos con movimientos bruscos
del cuerpo o levantando sus brazos hacia arriba. Mover manos, piernas y brazos. Calmarse
cuando escucha voces conocidas. Ver colores brillantes. Es importante que tenga un móvil
de colores en su cuna.
Dos meses.
Es el mes de las sonrisas: cuando ve a los padres o los hermanos, cuando le gusta algún
sonido o cuando está contento, sonríe. Se da cuenta de que mediante la sonrisa obtiene
más tiempo y dedicación de los padres. No sólo le pongas el chupete en la boca,
muéstraselo para que lo vea y lo toque. Háblale mientras le das el pecho o la mamadera.
La voz de la madre lo tranquiliza, es en la única persona en que por ahora confía. Si
puedes, sácalo a pasear todos los días. Verás como disfruta del cambio de aire, de los
colores, del sol. Además de jugar con él mientras lo bañas es importante que juegues y
lo acaricies mientras le cambias el pañal. Disfrútalo cuando esté despierto.
Tu hijo Puede: Reconocer tu voz. Seguir con la vista un objeto en movimiento. Sonreír.
Además del llanto comienza a utilizar otros recursos sonoros (eh,ah) cuando requiere de
atención. Intentar tomar tu mano cuando se la acercas. Mirarte a los ojos. Sostener unos
instantes la cabeza erguida.
Tres meses.
Como permanece más tiempo despierto puedes aprovechar para jugarle y experimentar cosas
nuevas. Observa como mueve sus piernas y se toca las manos entre sí. Puede chuparse el
dedo o la mano, extender los brazos y abrir y cerrar los puños, como también sostener un
sonajero liviano. Sus movimientos son bruscos. Puede empezar a decir ajó. Ponlo en la
sillita porta bebés y camina hacia un lado y otro, verás como te sigue con la mirada y
prueba girar la cabeza. También le arrancarás muchas sonrisas si te escondes y apareces
otra vez. Cuando le cambies el pañal muéstrale sus pies, verás como quiere de a poco,
jugar con ellos. Intenta sentarlo tomándolo de las manos, no te asustes si no sostiene
bien la cabeza: es normal, todavía falta un poco para eso. Puede lograrlo a los 3 ó 4
meses.
Tu hijo puede: Mover la cabeza y mirar las cosas que le llaman la atención. Levantar la
cabeza y parte del tórax cuando está boca abajo. Chuparse los dedos, el dedo o los
puños. Demostrar interés en objetos o juguetes de colores y/o sonidos llamativos.
Gustarle la música y que bailes con él.
Cuatro meses.
Verás como sonríe cuando festejas sus logros. Es importante para su desarrollo que
cuando consiga sostener el sonajero o ponerse el chupete, le demuestres que estás
contenta, que festejes todas y cada una de sus pequeñas hazañas. Es una manera de que tu
hijo no pierda interés en descubrir nuevas habilidades. Mueve sus piernas extendidas
hacia su pecho mientras cambias sus pañales: las dos juntas y luego, primero uno después
la otra. Luego prueba ejercitarlas como si anduviera en bicicleta. Intenta que tome sus
pies con las manos. Mientras lo bañas sumerge algún juguete bajo el agua y hazlo volver
a la superficie. En el cochecito o en la sillita, cuélgale sonajeros para que pueda no
sólo verlos sino tocarlos y escuchar los sonidos que emiten. Primero tócalos tú, cuando
se de cuenta de que así suenan querrá intentarlo solo. Ponlo en una manta para bebés o
una frazada con juguetes en el suelo. Déjalo sentirse libre. Nunca lo dejes solo!
Tu hijo puede: Girar en la cuna o el suelo hacia ambos lados. Boca abajo se sostiene con
sus brazos, levanta el tórax y la cabeza. Llevarse a la boca el chupete, el sonajero o un
muñeco liviano. Prestar atención a objetos pequeños. Divertirse observando lo que pasa a
su alrededor. Observarse en un espejo.
Cinco meses.
Comienza a distinguir entre sus padres y los extraños. Ya no querrá estar en brazos de
todos, sino de aquellos que les guste su rostro, o que le 0inspiren confianza. En esta
etapa tienes que esforzarte por interpretar su llanto o sus sonidos, verás que con un
poco de buena voluntad podrás distinguir un llanto de sueño o uno de hambre. Lo misma
pasa con sus balbuceos, sabrás cuando quiere jugar, que le hables o lo sostengas en
brazos. Intenta tomarlo de sus manos y levantarlo, verás como puede sostenerse sobre sus
piernas. Cuando lo sientes, verás que curva la espalda y pone sus manos hacia delante
formando un trípode, puedes ayudarlo con almohadones. Cuando se tumbe hacia algún lado,
levántalo y vuelve a intentarlo. No lo sobreexijas, recién a los 6 meses podrá
mantenerse solo.
Tu hijo puede: Boca abajo ver un objeto e intentar desplazarse para tomarlo. En estos
primeros intentos ese desplazamiento puede ser marcha atrás. Puedes ayudarlo poniendo sus
manos detrás de sus pies para que haga tope y avance. Mantenerse sentado con sus manos
apoyadas adelante. Manipular pequeños objetos de una mano a la otra. Decir sus primeras
sílabas: ta, da, pa, ma. Mirar algo de su interés y luego intentar tomarlo con las
manos.
Seis meses.
Cuando te dirijas a tu hijo, llámalo por su nombre: es un buen comienzo para que empiece
a asociarlo con él. Lo mismo con sus tíos, abuelos o hermanos, llama a todos por su
nombre o su parentesco. Se ríe a carcajadas y grita cosas indescifrables. Muchas veces
grita no por dolor o hambre, sino porque descubrió que puede hacerlo; así aturdirá
nuestros oídos durante horas. No le demuestres que te fastidia porque lo seguirá
haciendo. Sonríe y háblale en un tono suave, con el tiempo él también bajará la voz.
Comienza a disfruta los juegos con sus hermanos y el resto de la familia. Intenta tocar al
doble que ve en el espejo, se sorprende si ve que el mueve junto con él.
Tu hijo puede: Mantenerse sentado por más tiempo. Reptar o girar continuamente hasta
alcanzar su objetivo. Mantenerse parado si lo ayudas sosteniéndolo de los brazos. Separar
el índice del pulgar para tocar e investigar muñecos, sonajeros, etc. |