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Siete meses.
Manipula los juguetes, los pasa de una mano a la otra y luego los arroja al piso. Disfruta
haciéndote levantar sus muñecos una y otra vez. Sigue su juego hasta que te canses,
entonces explícale que ya no volverás a levantar el juguete; lo más probable es que se
entretenga con otro juego. Lo importante: es tiempo de poner pequeños límites y
reconozca la voz seria de los padres. Puedes permitirle tomar pequeñas porciones de su
comida con las manos. Cuando se mire al espejo colócate tú también, verás que se da
vuelta para mirarte y luego volverá al espejo, y lo repetirá varias veces mientras
sonríe cómplice del juego.
Tu hijo puede: Mantenerse sentado sin apoyo. Sostenerse y balancearse en cuatro
patas. Intentar dar sus primeros pasos si lo sostienes de los brazos.
Boca abajo puede
caminar con sus manos si lo sostienes de los pies (carretilla). Sostener un trozo de pan o
una galleta y llevársela a la boca.
Ocho meses.
Comienza la angustia del octavo mes: sin motivos en medio de la noche o el día, durante
la visita al pediatra, mientras juega con su abuela o esta comiendo, tu hijo romperá en
llanto desconsolado. El principal motivo de esta angustia es el temor a su independencia y
la separación de la madre. Lo invade una sensación de abandono, de desprotección y
llora. No es un retroceso, al contrario es un paso muy importante en su desarrollo
psicomotriz. Cuando llegue tienes que estar prevenida: acude a él y tómalo en tus brazos
hasta que se calme. Verás que en unas semanas logrará superar su crisis de crecimiento.
Tu hijo puede: Sentarse solo e incorporarse si se tumba hacia uno de los lados.
Jugar a que se esconde detrás de una manta. Pararse solo, y mantenerse si se sostiene de
las piernas de un mayor o algún mueble. Enojarse si le sacas su muñeco preferido.
Entender la palabra no, pero desobecerla.
Nueve meses.
El dedo explorador: en esta etapa de investigación meterá uno o varios dedos en cuanto
orificio tenga a su alcance; pon atención y toma todas las precauciones necesarias. Como
aprendió a ponerse solo de pie, intenta quedarse parado el mayor tiempo posible, cuando
cae llora, pero no de dolor sino de frustración. Enseguida se parará y volverá a
intentarlo.
Tu hijo puede: Mostrar preferencia por la mano derecha o la izquierda. Decir chau
con la mano abierta. Meter los dedos en el disco de un teléfono de juguete. Imitarte a
sacar la lengua o fruncir el ceño. Levantar un juguete que se le cae de las manos.
Quedarse parado unos instantes.
Diez meses.
Como ya se desplaza solo, hay que poner atención y protección en todos los lugares
necesarios: la cocina, las escaleras, los enchufes, la comida del perro, las estufas, los
bordes filosos, las puertas, los vidrios, etc. Mientras lo bañas permítele jugar con
muñecos, pero nunca lo dejes solo. Dale a probar frutas en trozos pequeños para que las
manipule, juegue y coma solo. También es bueno mostrarle y nombrarle cada cosa que se le
da. Enséñale el juego del toma y dame, mientras le das una cosa y se la quitas, con
tiempo reaccionará y cuando digas toma intentará sacártela de las manos y cuando digas
dame te la devolverá.
Tu hijo puede: Adaptarse a comer con otras personas. Caminar mientras se lo
sostiene de las manos o por debajo de las axilas. Aplaudir. Disfrutar y sonreír cuando
reconoce melodías o canciones que le gustan. Intentar bailar dando movimientos bruscos o
laterales.
Once-Doce meses.
Cuando lo veas dar sus primeros pasos no podrás creer que haya pasado tanto tiempo desde
que nació. Pero a no bajar los brazos, continúa estimulando a tu hijo en su desarrollo!
Ponle un poco de agua o jugo en un vaso para que pruebe tomarla solo, cuando lo consigue
aumenta la cantidad de agua. Déjalo tomar su cuchara con comida y que intente llevársela
solo a la boca: no pienses en lo que ensucia sino en lo que disfruta. Intenta arrojarle
una pelota y enseñarle a que te la devuelva.
Tu hijo puede: Caminar solo o apoyándose de los muebles. Decir chau con la mano
para despedirse. Llamar mamá y papá a sus padres. Mover su cuerpo cuando escucha
música. Demostrar interés en los juguetes de encastre.
Trece-catorce meses.
El niño se ha vuelto más sociable: le encanta jugar con sus hermanos, si los tiene, o
con amiguitos. Quiere y exige una atención constante, y se enoja cuando no lo consigue.
Su personalidad comienza a manifestarse.
Tu hijo puede: Recoger cosas del suelo. Agacharse. Imitar a los mayores. Aprender
el significado de algunas palabras. Señalar con el dedo índice algo que quiere.
Quince-Dieciséis
meses.
En esta etapa el niño se vuelve algo solitario: le gusta jugar con sus juguetes solo: los
tira, les grita, los abraza. Es un poco agresivo, tira cosas, grita cuando no logra lo que
quiere. Le gusta mirar libros con dibujos, también que le lean cuentos.
Tu hijo puede: Subir escaleras arrodillado. Caminar bien. Aceptar las canciones
infantiles. Sentirse atraído por algún dibujo animado. Abrir puertas.
Diecisiete-Dieciocho
meses.
Comienza a compartir sus juguetes. Si otro niño le pide el suyo, se lo da, pero sólo por
unos instantes: enseguida exige la devolución. Cuando lo retas, se da cuenta y llora, y
si lo felicitas, te sonríe y a veces aplaude. Sabe cuando el padre o la madre se van a
trabajar: nota la ausencia de las personas que quiere.
Tu hijo puede: Tomar de la taza. Usar "sus" palabras para pedir cosas,
además de señalarlas. Juega a la pelota. Abrir cierres |