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clip_image002.gif (8136 bytes) Una introducción sobre la vida de los primates
Por Claudio Bertonatti
     


Existen más de 200 especies de primates en el mundo, la gran mayoría de las personas desconoce hasta sus nombres. Todas son llamadas genéricamente "monos" (aunque en realidad, algunos técnicamente no lo son, como sucede con los lemures, que son prosimios).
Muchas especies han sido consideradas sagradas e incluso se las elevó al rango de dioses. Otras en cambio han sido objeto de burlas y persecusiones. Pero, para bien o para mal, los monos nunca han pasado inadvertidos. Claro, que la actitud de las personas frente a ellos varía mucho de un extremo a otro, casi del amor al odio.
En 1859, Charles Darwin dió a conocer su teoría sobre "El origen de las especies". Desató una gran polémica en torno a nuestro origen común con los monos. Aunque resulte increíble, en 1925, en Tennesse (Estados Unidos) se juzgó al profesor John Scopes, por enseñar esta teoría en una escuela pública. Si bien sus razones eran lógicas y los años lo apoyaron con argumentos demoledores, perdió el juicio y debió abstenerse de continuar sus enseñanzas evolutivas. Con este tipo de acontecimientos, pasaron largas décadas para que se aceptara que los humanos somos primates, pero desde entonces hubo una contagiosa atracción por estudiar al resto de los representantes del orden.  Para resumir, los humanos somos primates. Nuestros antepasados descienden de un mamífero con aspecto de Musaraña o Prosimio, que en muy poco se parece a lo que hoy somos. En el camino de la evolución, durante un período de millones de años ese animal dió origen a dos líneas de descendientes: los prosimios (musarañas arborícolas, lorises, lemures y tarseros) y los antropoides (monos y humanos). Esto quiere decir que, en otras palabras, el hombre no ha evolucionado a partir de un mono, pero sí de un antepasado común con los monos.
En el mundo existen 206 especies de primates. Cerca de la mitad (106) están amenazados de extinción y 47 de ellas se encuentran en una situación alarmante. Los primates que no se han extinguido, los vivientes, como ya dijimos, se dividen en dos grandes grupos: los Prosimios y los Antropoides.
Hay monos de todos los tamaños y colores. El m s pequeño, el Tití Pigmeo o Enano -con sus 100 gramos o menos- cabe en la palma de la mano del más grande, el Gorila, que pesa unos 200 kilos.
Por lo general los monos son negros (Carayá), grises (Barrigudos), blancos (Tití Plateado) o marrones (Macacos), aunque los hay rojizos, como el Orangután, el Uákari o el Aullador Rojo. Otros tienen colores muy llamativos en la cara (como los hocicos del Mandril y del Mono de Brazza) o en la cola (Papión Sagrado). También los hay todos dorados como los Tití Leones, que parecen bañados en oro. Algunos tienen pelos cortitos (Capuchinos) y otros largas melenas (Saquí Negro). Hay parecidos a perros (Papiones), a leones (Macaco Sileno o Cola de León) y, por supuesto, a personas, como el Narigudo y el Uácari o Cacajao, que parece un anciano.
La mayoría tienen nariz pequeña, pero hay un caso sorprendente con el mono Narigudo que tiene una bastante larga y cómica. El sentido del olfato no está  tan desarrollado como la vista, el tacto y el oído, ni mas ni menos que como nosotros.
Es interesante observar como usan sus manos y comparar la forma en que se alimentan con respecto a otros animales. A diferencia de la mayoría, toman los alimentos con sus manos y con ellas los llevan a la boca. No siempre comen lo que recogen inmediatamente. Pueden transportarlo a un lugar seguro y hasta lavarlo si está sucio, frotándolo vigorosamente o remojándolo con agua. Con frecuencia se sientan para comer. Es muy significativo que algunos Chimpancés utilicen herramientas como los hombres primitivos. A veces, buscan ramitas o palitos para introducirlos en los hormigueros y termiteros. Con este m‚todo paciente desalojan y devoran a sus propietarios. Algo interesante es que cuando eligen las ramas que tiene hojas, se las arrancan. Esto quiere decir que no sólo usan herramientas. También las fabrican. Ellos saben usar palos y piedras para defenderse y atacar a otros animales, dando signos inequívocos que son los primates m s cercanos a los hombres. Seguramente acordaremos en que no son capaces de diseñar una computadora, pero demuestran que su inteligencia está muy lejos de la otros animales y no tanto de la nuestra.
Los Gibones, por ejemplo, forman pareja con un individuo de por vida. Los Papiones Sagrados, en cambio, prefieren tener harenes, como los sultanes de antiguo oriente. Son dos extremos, dos formas de vida. La mayoría de los machos buscan una o m s hembras de acuerdo a su jerarquía social dentro de la comunidad. Pero que ésto no nos engañe: son las hembras las que inician la actividad sexual. Cuando entran en su período de fertilidad o celo, tratan de seducir a los machos, exhibiéndose, "coqueteando" y mostrándose sumisas. En ese clima de romanticismo, no hay macho que se resista, y después de los primeros contactos físicos, mantienen relaciones sexuales y copulan. La forma en que lo hacen es variada. Por lo general, el macho monta a la hembra por detrás, abrazándola por la espalda. Así hacen los Macacos. Pero Chimpancés y Gorilas, por ejemplo, tienen posturas m s variadas, incluso enfrentándose ventralmente. Esta es una posición poco frecuente en el mundo animal que se presenta también en los murciélagos y las ballenas. Los Gibones y Orangutanes también pueden copular mientras están suspendidos desde ramas, cosa que no deja de sorprender.
Los embarazos varían. En los prosimios duran de 6 a 9 semanas. En los Lemures, 18. En los Galagos más de 20. Titíes y otros monos americanos, de 20 a 25. Macacos y Papiones, 24 a 27. Gibones, 30. Chimpances, 34. Gorilas y Orangutanes, 38, que es la misma cantidad de semanas que el promedio del humano. Es súmamente interesante que el proceso de desarrollo de cada individuo durante el embarazo repita y recuerde a los procesos de desarrollo evolutivo de las especies, de un modo rápido y breve. Por lo general nunca tienen m s de una cría por vez, salvo los Titíes, que suelen tener dos. Hay madres que en el parto tiran de sus hijitos, para ayudarlos a que nazcan y luego los mantienen abrazados para examinarlos y limpiarlos cuidadosamente. Más tarde los amamantan durante un año o mas tiempo.
Las madres son muy cuidadosas con sus hijos. No sólo les dan comida, también calor, afecto y seguridad. Ellos aprenden esas atenciones y las adoptan cuando llegan a ser padres, porque la madre es un modelo a imitar. Por este motivo, es frecuente que en los zoológicos, cuando una hembra huérfana tiene cría de adulta, existen muchas posibilidades que no sea una "buena madre", sencillamente, porque no tuvo una de quien aprender a ser cuidadosa y cariñosa con sus hijitos. Esto permite que concluyamos diciendo que una relación social sana en la infancia es esencial para el desarrollo social de cualquier primate, incluído el humano. Cuando un jóven tiene una infancia aislada de otros monos (como sucede en algunos zoológicos), cuando es adulto enfrentar  problemas para socializarse, mostrándose inseguro, agresivo, depresivo, temeroso o antisociable.
Hay monos que se alimentan de hojas de plantas (son los "folívoros"). Otros comen m s frutos que otra cosa ("frugívoros"), algunos se les da por cazar animales (son "carnívoros"), y no faltan los que comen un poco de todo ("omnívoros").
Los monos enfrentan serios problemas de conservación, en los cuales el hombre tiene mucho que ver. La destrucción de sus hábitats, caza ritual de magia negra (como el "sumu", que es el responsable dos tercios de las muertes de gorilas conocidas en Ruanda), la persecución por su piel (como sucede con el Colobo Blanco y Negro), el tráfico de mascotas y también el turismo irresponsable (que compra monitos de recuerdo o "souvenirs" hechos con sus restos, como “manitos” hechas llavero, que se vendian hastas no hace mucho en la costanera de la ciudad de Corrientes).
Hay muchas razones que demuestran el valor que tienen los monos. Nadie puede ignorar que han inspirado películas o historias como las de King Kong o del Yeti y f bulas o personajes como el del Mono Relojero. Es difícil olvidar a famosas "actrices" como "Chita", la Chimpancé de Tarzán o a "Yudy", la traviesa compañera de Daktari. Pero estas referencias son en realidad una muestra actual de una relación antigua con los primates.
Durante siglos, los Macacos de China y Japón han sido los motivos favoritos de los pintores y escultores, y a diferencia de lo que suele ocurrir en occidente, en el arte nunca se los ridiculiza. Los babilonios, hebreos y etruscos tenían monos, tal vez, obtenidos por medio del comercio o bien como obsequios de los embajadores. Mucha gente rural los respeta por el parecido con las personas. Recuerdo a un excepcional baqueano, Don Raúl Aranda, que en una expedición al Chaco, me dijo que a un mono no hay que hacerle daño porque "es lo mesmo que un cristiano".
En la mitología griega y romana, los monos aparecen como caricaturas grotescas del hombre, seres que pretenden llegar a la categoría humana o bien como símbolos de fealdad.
Hay muchas expresiones que se relacionan con los monos. Se dice que alguien hace "monerías" cuando se divierte o hace payasadas. Esto contrasta con la aplicación que se da al adjetivo "mono" o "mona", usado para señalar lo linda o elegante que es persona. Por otra parte, es frecuente que se diga que "fulanito" es una "monada" para significar que es buena, o que es un "Gorila" o "Gorilón", cuando es prepotente. Ante cosas muy difíciles corremos el riesgo de "volvernos monos", dice la gente, y las abuelas aseguran que "aunque la mona se vista de seda, mona queda".
Desde el punto de vista religioso, los monos dieron que hablar. Los egipcios veneraron a los Hamadríades o Papiones, tal como lo atestiguan numerosos monumentos y momias de estos animales.
El Langur es sagrado para los hindúes. Esta especie es identificada con el legendario rey Hanuman, quien con sus huestes de monos ayudó a Rama en la batalla contra el rey de los demonios. Por ese motivo, en muchos templos de la India y del Nepal pueden observarse estatuas de monos que los custodian.
Orangután significa en malayo "hombre de los bosques", debido a la antigua creencia de que eran una tribu de hombres peludos, que podían hablar aunque preferían no hacerlo.
Entre los pueblos árabes son comunes las historias y leyendas que recuerdan que el enojo de Al  transformó a algunos hombres en Babuinos o Mandriles, ante la vista del Profeta Mahoma y sus seguidores. Algo parecido se cuenta en la Provincia argentina de Misiones. Criollos y guaraníes creen que los monos Caí originalmente fueron niños. Ellos estaban trepados a un árbol comiendo frutas. La Virgen María les pidió alguna para el niño Dios, pero los chicos se burlaron tirándole las cáscaras. Desde entonces fueron maldecidos y convertidos en monos. En la misma región se cree que el Carayá era un hombre ("Aba Cu‚") maldecido por su padre por haberse burlado de él durante una borrachera. Estas historias son parte indiscutible de nuestra cultura. Por eso, la conservación de los primates no es sólo una cuestión biológica. También es una cuestión cultural y humanística.

FUENTE: Bertonatti, C. 1994. SOS Monos, Guía para conocer y defender a los primates. Editorial Albatros, Buenos Aires, Argentina.