Existen más de 200 especies de primates en el mundo, la gran mayoría de las personas
desconoce hasta sus nombres. Todas son llamadas genéricamente "monos" (aunque
en realidad, algunos técnicamente no lo son, como sucede con los lemures, que son
prosimios).
Muchas especies han sido consideradas sagradas e incluso se las elevó al rango de dioses.
Otras en cambio han sido objeto de burlas y persecusiones. Pero, para bien o para mal, los
monos nunca han pasado inadvertidos. Claro, que la actitud de las personas frente a ellos
varía mucho de un extremo a otro, casi del amor al odio.
En 1859, Charles Darwin dió a conocer su teoría sobre "El origen de las
especies". Desató una gran polémica en torno a nuestro origen común con los monos.
Aunque resulte increíble, en 1925, en Tennesse (Estados Unidos) se juzgó al profesor
John Scopes, por enseñar esta teoría en una escuela pública. Si bien sus razones eran
lógicas y los años lo apoyaron con argumentos demoledores, perdió el juicio y debió
abstenerse de continuar sus enseñanzas evolutivas. Con este tipo de acontecimientos,
pasaron largas décadas para que se aceptara que los humanos somos primates, pero desde
entonces hubo una contagiosa atracción por estudiar al resto de los representantes del
orden. Para resumir, los humanos somos primates. Nuestros antepasados descienden de
un mamífero con aspecto de Musaraña o Prosimio, que en muy poco se parece a lo que hoy
somos. En el camino de la evolución, durante un período de millones de años ese animal
dió origen a dos líneas de descendientes: los prosimios (musarañas arborícolas,
lorises, lemures y tarseros) y los antropoides (monos y humanos). Esto quiere decir que,
en otras palabras, el hombre no ha evolucionado a partir de un mono, pero sí de un
antepasado común con los monos.
En el mundo existen 206 especies de primates. Cerca de la mitad (106) están amenazados de
extinción y 47 de ellas se encuentran en una situación alarmante. Los primates que no se
han extinguido, los vivientes, como ya dijimos, se dividen en dos grandes grupos: los
Prosimios y los Antropoides.
Hay monos de todos los tamaños y colores. El m s pequeño, el Tití Pigmeo o Enano
-con sus 100 gramos o menos- cabe en la palma de la mano del más grande, el Gorila, que
pesa unos 200 kilos.
Por lo general los monos son negros (Carayá), grises (Barrigudos), blancos (Tití
Plateado) o marrones (Macacos), aunque los hay rojizos, como el Orangután, el Uákari o
el Aullador Rojo. Otros tienen colores muy llamativos en la cara (como los hocicos del
Mandril y del Mono de Brazza) o en la cola (Papión Sagrado). También los hay todos
dorados como los Tití Leones, que parecen bañados en oro. Algunos tienen pelos cortitos
(Capuchinos) y otros largas melenas (Saquí Negro). Hay parecidos a perros (Papiones), a
leones (Macaco Sileno o Cola de León) y, por supuesto, a personas, como el Narigudo y el
Uácari o Cacajao, que parece un anciano.
La mayoría tienen nariz pequeña, pero hay un caso sorprendente con el mono Narigudo que
tiene una bastante larga y cómica. El sentido del olfato no está tan desarrollado
como la vista, el tacto y el oído, ni mas ni menos que como nosotros.
Es interesante observar como usan sus manos y comparar la forma en que se alimentan con
respecto a otros animales. A diferencia de la mayoría, toman los alimentos con sus manos
y con ellas los llevan a la boca. No siempre comen lo que recogen inmediatamente. Pueden
transportarlo a un lugar seguro y hasta lavarlo si está sucio, frotándolo vigorosamente
o remojándolo con agua. Con frecuencia se sientan para comer. Es muy significativo que
algunos Chimpancés utilicen herramientas como los hombres primitivos. A veces, buscan
ramitas o palitos para introducirlos en los hormigueros y termiteros. Con este mtodo
paciente desalojan y devoran a sus propietarios. Algo interesante es que cuando eligen las
ramas que tiene hojas, se las arrancan. Esto quiere decir que no sólo usan herramientas.
También las fabrican. Ellos saben usar palos y piedras para defenderse y atacar a otros
animales, dando signos inequívocos que son los primates m s cercanos a los hombres.
Seguramente acordaremos en que no son capaces de diseñar una computadora, pero demuestran
que su inteligencia está muy lejos de la otros animales y no tanto de la nuestra.
Los Gibones, por ejemplo, forman pareja con un individuo de por vida. Los Papiones
Sagrados, en cambio, prefieren tener harenes, como los sultanes de antiguo oriente. Son
dos extremos, dos formas de vida. La mayoría de los machos buscan una o m s hembras
de acuerdo a su jerarquía social dentro de la comunidad. Pero que ésto no nos engañe:
son las hembras las que inician la actividad sexual. Cuando entran en su período de
fertilidad o celo, tratan de seducir a los machos, exhibiéndose, "coqueteando"
y mostrándose sumisas. En ese clima de romanticismo, no hay macho que se resista, y
después de los primeros contactos físicos, mantienen relaciones sexuales y copulan. La
forma en que lo hacen es variada. Por lo general, el macho monta a la hembra por detrás,
abrazándola por la espalda. Así hacen los Macacos. Pero Chimpancés y Gorilas, por
ejemplo, tienen posturas m s variadas, incluso enfrentándose ventralmente. Esta es
una posición poco frecuente en el mundo animal que se presenta también en los
murciélagos y las ballenas. Los Gibones y Orangutanes también pueden copular mientras
están suspendidos desde ramas, cosa que no deja de sorprender.
Los embarazos varían. En los prosimios duran de 6 a 9 semanas. En los Lemures, 18. En los
Galagos más de 20. Titíes y otros monos americanos, de 20 a 25. Macacos y Papiones, 24 a
27. Gibones, 30. Chimpances, 34. Gorilas y Orangutanes, 38, que es la misma cantidad de
semanas que el promedio del humano. Es súmamente interesante que el proceso de desarrollo
de cada individuo durante el embarazo repita y recuerde a los procesos de desarrollo
evolutivo de las especies, de un modo rápido y breve. Por lo general nunca tienen
m s de una cría por vez, salvo los Titíes, que suelen tener dos. Hay madres que en
el parto tiran de sus hijitos, para ayudarlos a que nazcan y luego los mantienen abrazados
para examinarlos y limpiarlos cuidadosamente. Más tarde los amamantan durante un año o
mas tiempo.
Las madres son muy cuidadosas con sus hijos. No sólo les dan comida, también calor,
afecto y seguridad. Ellos aprenden esas atenciones y las adoptan cuando llegan a ser
padres, porque la madre es un modelo a imitar. Por este motivo, es frecuente que en los
zoológicos, cuando una hembra huérfana tiene cría de adulta, existen muchas
posibilidades que no sea una "buena madre", sencillamente, porque no tuvo una de
quien aprender a ser cuidadosa y cariñosa con sus hijitos. Esto permite que concluyamos
diciendo que una relación social sana en la infancia es esencial para el desarrollo
social de cualquier primate, incluído el humano. Cuando un jóven tiene una infancia
aislada de otros monos (como sucede en algunos zoológicos), cuando es adulto
enfrentar problemas para socializarse, mostrándose inseguro, agresivo, depresivo,
temeroso o antisociable.
Hay monos que se alimentan de hojas de plantas (son los "folívoros"). Otros
comen m s frutos que otra cosa ("frugívoros"), algunos se les da por cazar
animales (son "carnívoros"), y no faltan los que comen un poco de todo
("omnívoros").
Los monos enfrentan serios problemas de conservación, en los cuales el hombre tiene mucho
que ver. La destrucción de sus hábitats, caza ritual de magia negra (como el
"sumu", que es el responsable dos tercios de las muertes de gorilas conocidas en
Ruanda), la persecución por su piel (como sucede con el Colobo Blanco y Negro), el
tráfico de mascotas y también el turismo irresponsable (que compra monitos de recuerdo o
"souvenirs" hechos con sus restos, como manitos hechas llavero, que
se vendian hastas no hace mucho en la costanera de la ciudad de Corrientes).
Hay muchas razones que demuestran el valor que tienen los monos. Nadie puede ignorar que
han inspirado películas o historias como las de King Kong o del Yeti y f bulas o
personajes como el del Mono Relojero. Es difícil olvidar a famosas "actrices"
como "Chita", la Chimpancé de Tarzán o a "Yudy", la traviesa
compañera de Daktari. Pero estas referencias son en realidad una muestra actual de una
relación antigua con los primates.
Durante siglos, los Macacos de China y Japón han sido los motivos favoritos de los
pintores y escultores, y a diferencia de lo que suele ocurrir en occidente, en el arte
nunca se los ridiculiza. Los babilonios, hebreos y etruscos tenían monos, tal vez,
obtenidos por medio del comercio o bien como obsequios de los embajadores. Mucha gente
rural los respeta por el parecido con las personas. Recuerdo a un excepcional baqueano,
Don Raúl Aranda, que en una expedición al Chaco, me dijo que a un mono no hay que
hacerle daño porque "es lo mesmo que un cristiano".
En la mitología griega y romana, los monos aparecen como caricaturas grotescas del
hombre, seres que pretenden llegar a la categoría humana o bien como símbolos de
fealdad.
Hay muchas expresiones que se relacionan con los monos. Se dice que alguien hace
"monerías" cuando se divierte o hace payasadas. Esto contrasta con la
aplicación que se da al adjetivo "mono" o "mona", usado para señalar
lo linda o elegante que es persona. Por otra parte, es frecuente que se diga que
"fulanito" es una "monada" para significar que es buena, o que es un
"Gorila" o "Gorilón", cuando es prepotente. Ante cosas muy difíciles
corremos el riesgo de "volvernos monos", dice la gente, y las abuelas aseguran
que "aunque la mona se vista de seda, mona queda".
Desde el punto de vista religioso, los monos dieron que hablar. Los egipcios veneraron a
los Hamadríades o Papiones, tal como lo atestiguan numerosos monumentos y momias de estos
animales.
El Langur es sagrado para los hindúes. Esta especie es identificada con el legendario rey
Hanuman, quien con sus huestes de monos ayudó a Rama en la batalla contra el rey de los
demonios. Por ese motivo, en muchos templos de la India y del Nepal pueden observarse
estatuas de monos que los custodian.
Orangután significa en malayo "hombre de los bosques", debido a la antigua
creencia de que eran una tribu de hombres peludos, que podían hablar aunque preferían no
hacerlo.
Entre los pueblos árabes son comunes las historias y leyendas que recuerdan que el enojo
de Al transformó a algunos hombres en Babuinos o Mandriles, ante la vista del
Profeta Mahoma y sus seguidores. Algo parecido se cuenta en la Provincia argentina de
Misiones. Criollos y guaraníes creen que los monos Caí originalmente fueron niños.
Ellos estaban trepados a un árbol comiendo frutas. La Virgen María les pidió alguna
para el niño Dios, pero los chicos se burlaron tirándole las cáscaras. Desde entonces
fueron maldecidos y convertidos en monos. En la misma región se cree que el Carayá era
un hombre ("Aba Cu") maldecido por su padre por haberse burlado de él
durante una borrachera. Estas historias son parte indiscutible de nuestra cultura. Por
eso, la conservación de los primates no es sólo una cuestión biológica. También es
una cuestión cultural y humanística.
FUENTE: Bertonatti, C. 1994. SOS Monos, Guía para conocer y defender a los primates.
Editorial Albatros, Buenos Aires, Argentina.